
En el 110 aniversario del Nacimiento de una de las grandes mujeres del anarquismo durante la revolución en Barcelona.
En la partida de nacimiento de Ada Martí consta como nacida el 29 de junio de 1914, pero ahora tenemos otro documento que aquí reproducimos, de su estancia en el exilio en Francia París que dice que nació en Barcelona el 24 de junio de 1914.
Bien, entiendo que puede ser un ligero error de interpretación del manuscrito 4:9, o 9:4, sea cual sea, no altera en absoluto su vida y su legenda en tiempo de la revolución cuando ella y sus colegas se creían el ombligo de aquel momento insurreccional sin parangón.
Concepción Juana Ana Martí Vall, nacida el 29 junio de 1914,
en el Pasaje Pont de la Parra, nº 3, bajos.[1] Sabemos que su padre era Jaime Martí Seguí, nacido en Barcelona en el año 1863; quien murió en pleno franquismo el 24 de febrero de 1947, ella desde el exilio francés supo de la noticia, pero no pudo volver por no aceptar para nada la dictadura Franquista. Sabemos que, por algún motivo de salud, su padre Jaime tuvo que dejar el empleo de farmacia y apostar por una empresa de carruajes que al parecer no tuvo gran éxito. La familia residió en la calle Unión de Barcelona y después buena parte de su vida en la calle Obispo la Guarda, 12; en la portería de aquel edificio, allí vivió su hija Ada Martí Vall desde 1933 o 34 hasta el fin de la guerra civil. Su madre, Concepción Vall Ubiola, nació en 1877 en Barcelona; sus abuelos paternos fueron Jaime Martí y Ana Seguí, y los maternos, Pedro Vall y Magdalena Ubiola, naturales de Sarrià, pueblo entonces cercano a Barcelona que todavía no estaba anexionado a la gran urbe, Sarrià hoy un barrio de Barcelona, a las faldas del Tibidabo.
Ada Martí Vall se crio en las calles del distrito V, conocido por el Chino, primero en la calle Unión y después en la calle Obispo Laguarda 12, en unas viviendas nuevas que se acababan de estrenar allí donde en la Setmana Tràgica se incendió y destruyo el convento de las Carmelitas de Santa Margarita, que, luego dio paso a una más pequeña iglesia llamada del Carmen, y nuevas calles que agrupan casa en Riera Alta, Obispo Laguarda y Plaza del Padró de nueva construcción que poco tienen que ver con el entorno del lugar, construidas en los primeros años 30.
No sabemos, donde estudio, pero sospechamos que es muy probables que estuviera por el entorno en la «Escuela Labor» de la calle La Cera esquina Reina Amàlia, donde también estudio Eduardo Pons Prades, que nació en la calle Guifré (esquina Joaquín Costa). Y donde como profesor podemos encontrar a Albert Casí y otro idealiasta práctico era Attilio Bruschetti.
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Una mujer inquieta desde muy joven sus amigos los encontramos en la “Federación de Consciencias Libres” cuyo embrión de este grupo de juventudes libertarias sale del grupo de estudiantes de “la Escola Industrial “ de la calle Urgell, y del “Instituto Elisée Reclus” ubicado donde hoy está la delegación del gobierno española, que al término de la guerra paso a la ubicación actual del Instituto Jaime Balmes, en Barcelona.
También es importante destacar el contenido cultural de la “la Agrupación pro Cultura Faros”, o bien de “los idealistas prácticos” con veinte pocos años en 1936, se sentía parte del ombligo de la revolución, formaba parte de aquella generación que había sido capaces como decía García Oliver, de vencer al ejército y ahora ella, con su arma más punible, “la palabra y la escritura” continuaba abriendo camino delante del adversario canalla, y el que susurra en la noche entre las tinieblas de los tiempos oscuros que después fatalmente llegaron.
Bien, en este artículo de Solidaridad Obrera, Ada nos muestra un día en una escuela del CENU, donde recordemos aquella frase de Puig Elías de, “ningún niño sin escuela, ninguna escuela sin niños”. En un momento en que la guerra resultaba muy sangrante, en las escuelas la preocupación era aprender a conquistar la paz, para que el día del mañana, los niños de hoy, hombres y mujeres, necesitaran simplemente la paz, en una escuela que no era pequeña, no me aventuro a poner en la geografía de la ciudad, aunque podría sospechar más de un lugar.
Alumnos de 12 a 14 años que son capaces de ser sencillamente creativos, y que ya entienden muchísimo lo que está pasando en el país, cuando seguramente han vivido momentos angustiosos como pueden ser las jornadas de mayo del 37.
En definitiva, lo mejor, está por llegar, y simplemente se trata de acercarse a la lectura que Ada Martí trata de hacernos llegar, con su percepción de la pedagogía del CENU
Manel Aisa Pàmpols
Junio 2024
[1] Pasaje desaparecido con la construcción de la Vía Laietana; unía la C. Mercaders con la Riera de San Juan, (ésta también desapareció con la apertura de dicha Vía)

Artículo publicado en Solidaridad Obrera del 21 de Julio de 1937, sobre el CENU
Entre los niños de la Escuela Nueva
Juegos de niños risas policromas que resuenan triunfantes, donde unos meses atrás donde apenas se atrevía a respirar el viento. Mientras se cierne sobre nuestras cabezas, la amenaza constante de la metralla destructora en este jardín, casi escondido entre el barullo de la vida ciudadana, corren y saltan los pequeñuelos, vigilados, con maternales cuidados, por dos jóvenes muchachas.
Hablando con el director
Gentilmente, atendiendo mi petición, me presentan al director. Este – Francisco H Gómez- nos recibe con esa cordialidad, exquisita del creador, enamorado de su obra, que se goza ante quien, posiblemente sabrá apreciarlo y comprenderlo. Joven – no llega a los treinta años-, emprendedor y enérgico amante de los niños y entusiasta de cuanto en su beneficio –que, en realidad es, en beneficio de la humanidad futura- se puede hacer, a los nuevos medios, pedagógicos- educativos, esforzarse, ayudado, en ello, por sus compañeros y colaboradores – en demostrar su eficacia, por encima de aquellos viejos dogmas sistemáticos, inhumanizados por una rigidez morbosa y vengativa- resultado de un complejo a menudo ambiental- que no concebía otra norma en la educación infantil que el viejo y odioso lema de “La letra con sangre entra”.
Que la cruel divisa ha pasado a la historia, donde con el adulterio y la guerra quedará como una prueba más de la barbarie de los “Civilizados”, nos lo prueba ese Grupo Escolar perteneciente al CENU entre cuyas paredes espaciosas y llenas de sol, adquieren los jóvenes estudiantes, nuevos y deliciosos conocimientos, que les ayudan a formarse un concepto, sí que reducido, pero real, de los obstáculos y dificultades de la vida práctica, en vez de quedar almacenados, en el inútil casillero de la memoria, o desaparecer para siempre, cual molestos bichitos polvorientos en las profundidades olvidadas del subconsciente.
A plena luz
Siempre acompañada del director, nos dirigimos al terrado, donde acariciados por la brisa, se duchan, tras breve sesión gimnástica, un grupo de chiquillos de ambos sexos. Muchachos y muchachas, algunos de 12 a 14 años sin rubor alguno, sin la menor sombra de tensión erótica, juguetean, semidesnudos, en amable y limpia camaradería. Para esos niños la mujer dejará de ser juguete, o doméstica deidad, para convertirse en compañera de lucha, como antes lo había sido de juegos. Para esas chiquillas, está ya resuelto el magno problema de la emancipación femenina.
Mientras contemplamos los juveniles torsos, desnudos y bronceados, el compañero Gómez me explica algunas de las realizaciones conseguidas, y sus proyectos para el futuro. La ducha que hoy funciona mediante el primitivo sistema de la manguera, sostenida por uno de sus compañeros, se transformará en varias, desde luego, más perfeccionadas, que se colocaran en el jardín y funcionara mediante una canalización, hecha por los mismo alumnos y profesores en colectividad. Es algo maravilloso, esa idea colectiva aplicada a quienes, poco tiempo atrás, sentianse mutuamente tan distanciados. Dentro de poco – continúa- inauguremos el solario –cuadrado lleno de arena, donde juegan los pequeñuelos- también hecho por nosotros y más adelante lecciones de cocina para las muchachas, un laboratorio de física y química y otro psicotécnico. Por de momento, estamos formando una pequeña biblioteca, que esperamos aumentará con el tiempo. ¡Sí al menos nos mandasen algunos libros! También hemos formado una pequeña cooperativa regulada por un Consejo de ocho niños y dos profesores, a fin de subvencionar los gastos. Con un total de 400 niños, entre cuatro y quince años vienen a recaudarse unas setecientas pesetas mensualmente, de las que ellos mismos disponen mediante una reunión semanal. Allí se exponen proyectos, se desarrollan iniciativas.
Las clases
Pasamos a las clases. En torno a ligeras mesitas diseminadas por la instancia, grupitos de cuatro y cinco entre niños y niñas, forman pequeñas familias. Al entrar nos saludan sonriendo, con el puño en alto, al grito de ¡Salud!, ¡Salud¡, pequeños compañeritos ¡Salud! Nada de rostros rígidos sorprendidos ¡In Fraganti! Nada de cuchicheos asustados de sillas que caen al ponerse en pie para saludar a la improvisada visita. Rostros sonrientes, sin turbación ninguna, y un saludo cordial. Estos son los resultados inmediatos de la Escuela Moderna.
Leen –Los libros –Leyendas amenas, narraciones- son devorados con afán. Flores encima las mesas, en improvisados y decorativos búcaros, dan a la estancia, llena de optimista claridad, ese encanto familiar y amigo, que hay en los hogares bien avenidos. En las paredes, algunos dibujos hechos por los mismos niños, aumentan el parecido. Tapetitos modernos, de fácil realización, que en nada recuerdan aquellos pretensiosos cubre mesas de antaño, adornan las mesas. Nadie de no indicárselo, diría que los artísticos búcaros, no son sino modestísimos cacharos, encontrados en el jardín, y decorados por los mismos alumnos; y los tapetitos, algunos trozos de saco, puestos a la colada y también por ellos trabajados. Se nota en cada detalle la preocupación estética, ya convertida en costumbre. Como en los escritos hechos todos en papel inmaculado y rodeados, a voluntad y según el propio gusto por centenas de colores, o graciosos dibujos, algunos reveladores, de una capacidad artística y lineal perfectamente desarrollada. Eso, al mismo tiempo que su objetivo estético, consigue definir de una forma bastante concreta, la idea sugerida al niño por la lección. Debido a eso, se han suprimido los antiguos cartapacios libretas y borradores. Unos comentarios entre profesora y alumnos dan lugar a una breve, pero convincente explicación, a veces por parte de los mismos niños.
Los amigos del sol
Otra clase, grupo quinto (Las clases están divididas en diez grupos, que, a su vez, se ramifican en dos de párvulos, y el resto, graduado. Además, otra especial para niños retrasados o anormales). En ésta, las edades oscilan entre diez y catorce años. Al entrar nos saludan alegremente. Geografía, bajo la mirada de una joven profesora los niños buscan en el atlas los distintos lugares donde se realiza la acción, que adivinan a través del libro. Nada de lecciones de memoria -nos dice la profesora- que los niños olvidan pronto, por su carencia de interés efectivo. Precisa impresionar su imaginación, si realmente se quiere que aprendan. Leyendas y narraciones. Algunos hechos históricos o literatura.
En la pizarra, en un mapa dibujado en distintos colores, se sigue al día las operaciones de nuestra guerra.
No es que intentemos desarrollar en el niño un sentimiento bélico, que nos es a todo punto odioso – nos dice el director-, pero, puesto que sería un absurdo suponer en él un alejamiento total de la lucha, del todo imposible dado el factor ambiental, en que se desarrolla, creeos mejor que su conocimiento sea completo en vez de basarse solamente en la Prensa o en el rumor público. Eso, además, tiene la doble ventaja de informar con más veracidad, a las familias respectivas, y proporcionar a los niños unos conocimientos geográficos, de otra manera muy difíciles de adquirir.
-¿Qué hay Conrado? ¿Cómo van los ánimos? – le pregunta el director a un muchachito de once o doce años de mirada inteligente y rostro tostado por el sol.
-Pues, muy bien, nos contesta el chiquillo, sin la menor turbación- Dispuesto a volver a empezar.
-Es un excursionista magnifico- -nos dice el director- Todos, todos son unos valientes muchachos. Les hubiera visto hace unos días, en nuestra última excursión. Incluso han formado un club.
A ver ¿quién de vosotros pertenece a los Amigos del Sol?
Inmediatamente, casi todos, niñas incluso, levantan la mano, afirmando.
-Sí- repite el director- han formado un club. Hasta tiene un himno propio, que precisa aprender sin una nota falsa para ingresar en él. Como los viejos estudiantes de Oxford o Cambridge, pasan por sus pruebas antes del ingreso.
Y dirigiéndose a los niños –les dice-
-Qué a ver si os atrevéis a cantar el himno.
Los chiquillos en breve vacilación y mirándose con graciosa picardía empiezan la primera estrofa que pronto se hace general.
Es senzill d’estimar,
De somriure per tot,
De Deixar-se envoltar,
Per les boires i el Sol
D’entre obri’l nostre cor…
Y a petición mía –que, casi sin darme cuenta he seguido el ritmo de la ingenua canción, -me dan, una copia de la letra, hacha y decorada por ellos mismos.
-También –me dice el compañero Gómez cantan el “Gaudeamus”
Momentos después, mientras tomaba algunas notas en la biblioteca, tres de los simpáticos excursionistas se acercaron a mí para preguntarme en que periódico publicaría el reportaje. Tras indicarles que era para SOLIDARIDAD OBRERA y habiéndoles prometido algunos ejemplares, aproveche la oportunidad para, ya sin la coacción moral de los profesores, hacerles algunas preguntas.
Los tres mostraronse encantados del régimen y la libertad que se disfruta en la Escuela, que Conrado, el muchacho de ojos inteligentes y rostro tostado por el sol, definió de esta manera:
-Es muy divertido y los profesores nos quieren mucho. Y ya en terreno amistoso, nos pusimos a charlar de los colegios en que habían estado, y las excursiones que tenían intención de realizar.
Pequeñuelos
Clase de párvulos, grande, esplendida con mesita y silla chiquitas, en proporción al volumen de quienes los utilizan, pintadas de colores claros y alegres, esparcidas por la estancia. La decoración, la forman algunos dibujos primitivos, y pequeños juguetes encima de las estanterías. Estos, como el material de enseñanza,- aparte, desde luego, del papel, que, desde el primer momento, utilizan en Blanco-es obra de los mayorcitos. Nada de cartillas, inútiles y antipáticas. Nada, sobre todo, de aquellos insoportables alfabetos que adornaban –en combinación con el indispensable crucificado emblema del dolor que nos acecha- los muros, casi siempre sucios y viejos de las antiguas escuelas. Desaparecido para “In eternum” aquel puntero que indistintamente señalaba vocales o consonantes o nuestras tiernas manecitas. Una pizarra sustituye todas estas cosas. En ella se dibujan los objetos y debajo por silabas su nombre. De esta manera por asociación de ideas, llega el niño a conocer perfectamente el objeto referido y por asociación de zonas, las distintas silabas que forman las palabras. Mediante ese sistema, llamado, si no recuerdo mal, Decroly, no se fatigan las jóvenes mentalidades, consiguiendo fácilmente el fin perseguido.
Colofón
Ya en el despacho del director, quien continúa explicándome, los distintos sistemas -Arbeister, escuela taller Dalton, o método de proyectos, etc- ensayados, siempre en un régimen de coeducación y un método plenamente activo- practico que haga responsable al niño y afirme su personalidad, al mismo tiempo que su sentido colectivo.
Me muestra algunas de las fichas de entrada, relatándome aquellos casos observados por él, que demuestras a un tiempo, la eficacia, la pedagogía moderna, y la necesidad de superarla y superarse en su aplicación. El poco espacio del que dispongo, me impide, como sería mi deseo, dar al lector esos datos que demuestran la firme voluntad, de los compañeros del CENU y la eficacia de su labor.
Solo me resta agradecer, a dichos compañeros y cordial acogida y las atenciones que para conmigo han tenido durante esa mañana de convivencia con la pléyade infantil.
ADA MARTÍ
Solidaridad Obrera nº 1651, martes 27 de julio de 1937
